Aula ruidosa
El ruido en guarderías, jardines de infancia y escuelas no sólo reduce el aprendizaje, sino que también pone en peligro la salud de niños, profesores y educadores. Los profesores citan sistemáticamente el ruido como el mayor factor de estrés en su profesión. Hay varias formas de reducir la contaminación acústica. Entre ellas están la modificación de los edificios y la mejora del diseño de las aulas, así como una cultura de aprendizaje adaptada. Descubra cómo afecta el ruido en las escuelas y guarderías a los niños y profesores, y cómo reducir eficazmente los niveles de ruido en la práctica.
Los niveles de ruido excesivos en los centros educativos se deben a muchas razones. Los mayores responsables suelen ser los propios niños. El respaldo de una silla, una conversación en voz baja, toses y risas ocasionales y la voz del profesor pueden combinarse para producir niveles de ruido de hasta 80 decibelios.
Para los niños, los profesores y los educadores, la interacción de todas estas fuentes de ruido puede suponer una grave carga a largo plazo y afectar al desarrollo de los niños. Aplicando medidas técnicas, organizativas y pedagógicas específicas, es posible reducir el nivel de ruido y crear así más paz y tranquilidad.
¿Cómo prevenir la contaminación acústica en las aulas?
El ruido en las aulas puede reducirse construyendo un aislamiento acústico suficiente y eligiendo aparatos de aire acondicionado lo más silenciosos posible. Pueden instalarse almohadillas de fieltro bajo los muebles de las aulas, lo que hace más silencioso moverlos. El eco puede reducirse con paneles y textiles. Las plantas también reducen el eco.
¿Qué causa la contaminación acústica en la escuela?
Varios factores pueden contribuir al ruido en las escuelas. Por ejemplo, el ruido generado por los equipos de laboratorio u otras actividades ruidosas, como los instrumentos musicales o las clases de gimnasia, la mala acústica del edificio, como los aparatos de aire acondicionado, o la falta de materiales fonoabsorbentes.
Acústica de las aulas
Los 3 factores para maximizar las condiciones de aprendizaje de los alumnos son unos educadores cualificados, unos buenos planes de estudio y un entorno de aprendizaje propicio. En relación con el entorno de aprendizaje, se ha demostrado que el ruido de fondo externo afecta negativamente a la concentración y la participación. Los estudiantes se esfuerzan por filtrar este tipo de ruido, que perturba su capacidad de concentración y tiene un efecto negativo en sus resultados de aprendizaje. En Australia, las escuelas pueden abordar este problema replanteándose el diseño de las aulas y estudiando formas de reducir el molesto ruido escolar.
Las principales escuelas modernas se diseñan teniendo en cuenta el rendimiento acústico, lo que resulta evidente por la tendencia a aislar los espacios ruidosos (gimnasio, cafetería, auditorio, etc.) de las aulas. Al mantenerlos alejados del entorno principal de aprendizaje, se minimiza el ruido de fondo externo. Además, los arquitectos insonorizan estos espacios ruidosos para limitar su impacto.
Los responsables de los centros escolares disponen de opciones viables para mejorar la acústica, incluso si las instalaciones con las que trabajan son antiguas y no cuentan con las ventajas de un diseño que minimice el ruido. Estas opciones pueden ir desde simples paneles acústicos hasta la inclusión de paredes aislantes reforzadas en las reformas. Las innovaciones en el diseño y el mobiliario de las aulas ofrecen a los centros soluciones eficaces para mejorar la calidad del sonido y el rendimiento de los alumnos.
Causas de la contaminación acústica en la escuela o dentro del aula
Las perturbaciones en el aula pueden presentarse de muy diversas formas. Por ejemplo, los alumnos que tienen dificultades para oír hablar a los profesores pueden distraerse fácilmente con el ruido, lo que pronto puede manifestarse en su comportamiento y rendimiento académico. Por eso hay que controlar la acústica de la escuela, para que los niños se sientan más cómodos y se concentren mejor en clase.
Los niños no necesitan hacer mucho ruido individualmente para provocar altos niveles acústicos en algunos diseños de salas. Además, las ondas sonoras se reflejan en superficies duras y planas, lo que significa que el eco de las ondas sonoras puede resultar abrumador rápidamente y el ruido tenderá a aumentar en espiral.
Quizá quieras considerar la posibilidad de añadir absorción acústica al techo para evitar que el ruido del aula de arriba afecte a los niños. Se puede disponer de una superficie considerable en el techo para instalar un tratamiento acústico que reduzca el ruido en un aula. Utilizando paneles de techo se puede añadir fácilmente un techo acústico permaneciendo oculto.
El aula puede captar fácilmente el ruido de los alumnos que cambian de clase o pasean por el pasillo. Por eso, insonorizar las puertas es una forma estupenda de mantener los sonidos fuera de las aulas para reducir las distracciones de los niños que oyen a sus amigos fuera del aula.
5 formas de reducir la contaminación acústica
La contaminación atmosférica no es el único tipo de contaminación que perjudica a los seres vivos del planeta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una de las amenazas medioambientales más peligrosas para la salud. Y según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), el ruido es responsable de 16.600 muertes prematuras y más de 72.000 hospitalizaciones al año sólo en Europa.
Conductores tocando el claxon, grupos de trabajadores taladrando el firme, aviones sobrevolándonos en el cielo… Ruido, ruido y más ruido. Las ciudades se han convertido en el epicentro de un tipo de contaminación, la acústica, que, aunque su invisibilidad y el hecho de que la crisis de los coronavirus la haya reducido hasta casi anularla, es gravemente perjudicial para el ser humano. Tanto es así que la Agencia Europea de Medio Ambiente calcula que el ruido es responsable de 72.000 ingresos hospitalarios y 16.600 muertes prematuras al año sólo en Europa.
No sólo perjudica a los humanos, también es malo para los animales. Según el Servicio de Parques Nacionales (NPS) de Estados Unidos, la contaminación acústica tiene un enorme impacto ambiental y causa graves daños a la fauna. Los expertos afirman que la contaminación acústica puede interferir en los ciclos de reproducción y cría e incluso está acelerando la extinción de algunas especies.
