A mi hijo lo acosan en el colegio

Mi hijo está siendo acosado: Ayuda para los padres

Empowering Parents se reunió con Peggy Moss, experta en acoso escolar y defensora incansable de la prevención de la violencia motivada por el odio, para hablar del acoso y de lo que pueden hacer los padres cuando sospechan que su hijo está siendo acosado. Y lo que pueden hacer -juntos- para intentar detenerlo.

He hablado con personas de 80 años que recuerdan el nombre de la persona que les atormentaba en la escuela. Y el nombre del niño que les defendió en primer curso. Es un dolor que dura toda la vida.

Es muy probable que tu hijo no se te acerque y te diga: “Me molestan y me acosan en el colegio, los niños me insultan”. En lugar de eso, se manifestará diciendo: “Hoy no quiero ir al colegio”.

En el caso de los chicos, un síntoma clásico es que se burlen tanto de ellos por ser gays o atípicos que les aterrorice ir al baño. Como en un cuarto de baño sólo hay una entrada y una salida, es un lugar ideal para burlarse de otros chicos. Los niños acosados no suelen ir en todo el día. Si tu hijo corre a casa y va al baño todos los días después del colegio, podría significar que hay un problema de acoso escolar.

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Algunos padres no saben por dónde empezar para proteger a sus hijos del acoso y la violencia. Otros no saben si sus hijos son víctimas, espectadores o incluso autores de comportamientos nocivos.

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Normalmente se puede identificar el acoso por las tres características siguientes: intención, repetición y poder. Un acosador tiene la intención de causar dolor, ya sea mediante daño físico o palabras o comportamientos hirientes, y lo hace repetidamente. Los niños son más propensos a sufrir acoso físico, mientras que las niñas son más propensas a sufrir acoso psicológico.

El acoso es un patrón de comportamiento, más que un incidente aislado. Los niños que acosan suelen tener un estatus social superior o una posición de poder, como los niños más grandes, más fuertes o considerados populares.

Los niños más vulnerables corren un mayor riesgo de sufrir acoso. Suelen ser niños de comunidades marginadas, niños de familias pobres, niños con identidades de género diferentes, niños con discapacidades o niños inmigrantes y refugiados.

Mi hijo sufre acoso escolar (¿cómo puedo ayudarle?)

Un acosador puede convertir algo como ir a la parada del autobús o al recreo en una pesadilla para los niños. El acoso puede dejar profundas cicatrices emocionales. Y en situaciones extremas, puede implicar amenazas violentas, daños materiales o que alguien resulte gravemente herido.

Si su hijo es víctima de acoso, debe actuar para ayudar a detenerlo, si es posible. Puede ayudar a su hijo a hacer frente a las burlas, el acoso o los cotilleos malintencionados, y reducir su impacto duradero. E incluso si el acoso no es un problema en tu casa en este momento, es importante hablar de ello para que tus hijos estén preparados en caso de que ocurra.

La mayoría de los niños sufren las burlas de sus hermanos o amigos en algún momento. Y no suele ser dañino cuando se hace de forma juguetona, amistosa y mutua, y ambos niños lo encuentran divertido. Pero cuando las burlas se vuelven hirientes, desagradables y constantes, cruzan la línea del acoso y deben cesar.

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El acoso escolar se produce cuando los compañeros utilizan intencionadamente medios físicos, verbales o psicológicos para atormentar a otra persona, aprovechando un desequilibrio de poder real o percibido entre el acosador y la víctima. El acoso puede ir desde los golpes, los empujones, los insultos, las amenazas y las burlas hasta la extorsión de dinero y posesiones. Algunos niños intimidan rechazando a otros y difundiendo rumores sobre ellos. Otros utilizan las redes sociales o la mensajería electrónica para burlarse de otros o herir sus sentimientos.

Señales de que su hijo sufre acoso

Hoy en día se sabe que los niños que sufren acoso escolar sufren muchísimo. En gran medida, esta constatación impulsa las campañas contra el acoso escolar que han arraigado en muchos países de todo el mundo, incluida Australia. Sabemos que los niños acosados corren un grave riesgo de sufrir depresión e incluso enfermedades mentales y pensamientos suicidas que, en algunos casos, pueden prolongarse hasta la edad adulta. Lo que no suele reconocerse es el dolor que experimentan los padres de estos niños, combinado con la ira e incluso la culpa, y siempre con un sentimiento de desesperación.

Un estudio reciente sobre el acoso en las escuelas australianas (Rigby y Johnson, 2016) trató de entender cómo pensaban y sentían los padres de los niños acosados acerca de lo que les estaba sucediendo a sus hijos y los juicios que hacen sobre lo que su escuela está haciendo sobre el problema.

En una encuesta apoyada por el Departamento de Educación y Formación de Australia en 2015 y 2016, se pidió a 167 padres de niños que asistían a escuelas públicas que dieran su opinión sobre cómo la escuela a la que asistía su hijo estaba abordando el comportamiento de acoso. De estos padres, el 50% indicó que su hijo había sido acosado por otro niño o varios niños en la escuela. Alrededor del 80% de los padres indicaron que su hijo se había sentido “bastante” o “muy” molesto y que en el 40% de los casos se había ausentado de la escuela.

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