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En 1989 se publicó un libro, “Sigurd Lewerents 1885-1975. “The Dilemma of Classicism” publicado por la “Architectural Association Press” con su portada hecha de una intrigante impresión de un fragmento de pared de una de las iglesias de Lewerents hecha de papel de lija. El libro tenía una textura negra y rugosa, poco amable al tacto pero increíblemente bella, desplegado sobre la mesa blanca de la biblioteca donde lo vi por primera vez: papel mineral como los muros de San Marcos y San Pedro.
Peter y Alison Smithson, con la foto de Lewerentz a la izquierda, fumando y empezando a hablar, titulado “Los arquitectos silenciosos”. De aquella “sociedad silenciosa” con miembros como Pikionis, Melkinov, Eames Architects, Coderch, Max Bill, Ralph Erskine entre otros, ahora me pregunto qué hubiera pasado si el artículo se hubiera escrito después de 1989.
¿Es evocador el techo de papel de lija como eco de las texturas de los morteros de las iglesias? O, ¿es especulativo porque espera aventurarse desde esa arquitectura bastante que acaba siendo áspera y sin etiqueta? ¿Es difícil de tragar, como algunos alcoholes? ¿O es de lija porque el libro quiere decir que Lewerentz está entre los arquitectos que intentan suavizar la arquitectura moderna y eliminar los aspectos precipitados y brutales de los prototipos recién nacidos para conseguir objetos mates? Pero al mismo tiempo se guarda el último tratamiento, quizá porque no quiere ese acabado perteneciente a la familia de los objetos con dirección limpia y pulida que perdieron la calidez de la manipulación que los trabajó…
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Los orígenes del equipo de baloncesto se remontan al año 1947 [1] cuando la empresa Aismalíbar creó un club social para sus trabajadores. Los empleados crearon un equipo de baloncesto que se inscribió en la Liga Sindical de Trabajo de Educación y Ocio. Tras varios éxitos en dicha competición, la empresa inscribió un equipo en la Federación Catalana de Baloncesto con el nombre de CB Aismalíbar. Éste fue campeón de Segunda y Primera Regional Catalana.
La empresa Aismalíbar realizó entonces una fuerte inversión económica para hacer un gran equipo en los años 50,[2] en parte como soporte publicitario para las empresas y en parte por la gran afición al baloncesto que crecía en la ciudad, contrató como jugador-entrenador a Eduardo Kucharski, y a jugadores de la categoría de Emiliano Rodríguez,[3] que más tarde haría historia en el Real Madrid, Francesc Nino Buscató, y el pívot Francisco Borrell, el primer jugador de más de dos metros en la historia del baloncesto español.
Una de las victorias más sonadas del Aismalíbar tuvo lugar en 1957 cuando, en un torneo disputado en Sicilia (Italia), derrotó al Sparta de Praga por 77-73, convirtiéndose en el primer equipo de Europa Occidental en derrotar a uno del bloque comunista.
